Mi experiencia: adopté a Duque.

19-04-2012


Os cuento mi historia y la de mi Duque.
Era el mes de julio, a finales. Habia apuntado a los niños a clases de natación en la piscina municipal. Habia echo amistad con las chicas de la recepción. Las oi hablar: Chica, que es rubio, y con ojos azules. Y la otra decia, : Que no¡¡¡. Yo pense que ivan de cachondeo, que hablaban de tios, y dije en plan de seguir la broma: Pues si nadie le quiere para mi............ y me dice : es un gato. Primero que no, que no lo quiero. Te lo enseño, venga. Cruzamos las obras, que estaba aquello lleno de maquinaria, y al fondo, había un gatito de no mas de 10 días, en una cajita, con un bol de agua y otro de leche. Yo le vi, casi ni se movía. Su madre le había abandonado por tener el rabo roto por dos sitios. Además de lo pequeño que era no sabia comer.

Llevaba al cuello una nevera, de esas que solo entran latas, saque las botellas de agua, me dieron un trapo, y dije: Bueno este pasa la noche en mi casa, mañana ya veremos.............. Empecé a darle de comer con una jeringuilla, y tuve que motivarle con toallitas para que hiciera pis, se que de no haberlo traído esa misma noche hubiera muerto.De esto hace ya casi dos años, y mi Duque es mi sol. Es un gato perro que me busca a todas horas, queme hace cariños,me lame el pelo, y de vez en cuando me da mosdisquitos para decirme que esta ahí. Que se pone delante de la pantalla del ordenador para que le acaricie y le haga caso. Es el segundo gato que tengo, y por mucho que me digan, soy mas de gatos que de perros.

Mi vida ha cambiado, ahora se que cuando llego a casa de la compra, siempre esta el esperando a que soltemos la caja de la leche, que mira que le gusta. Cuando estamos un poco enfadados, es como si el lo supiera, y empieza a hacer sus gracias, y se nos pasa todo. Si me encuentro un poco agobiada, con ansiedad, viene a mi lado al sofá, y solo con oírle respirar, ese ruidito que hace, relaja. Y cuando le acaricias, también es relajante.No me arrepiento de tenerlo, aun cuando lía la de Dios con la arena en el baño, pero en cuanto viene y se restriega por mis piernas, se me pasa el enfado.

Carmen Gonzalez

 

 

 

Autor: Carmen Gonzalez